A veces los perros sonríen surgió de la necesidad, de la pausa, pero sobre todo del impulso por mantener viva la relación humana en la distancia. El 2020 nos trajo retos inimaginables pero también permitió esta dramaturgia inédita que unió la pulsión de una escritora fronteriza con los ecos de un equipo creativo para ensayar preguntas sobre la fragilidad de los seres humanos.
El proceso de su escritura se gestó durante la pandemia, reuniendo al equipo creativo a través de la virtualidad para ensayar posibles respuestas que nos dieran luz sobre qué nos hacía ser humanos; entonces nos encontramos con la nostalgia de ese pasado que aparece como un sueño o la reafirmación de la idea que todo pasado “fue mejor”. Por su parte, el futuro, siempre incierto, reclamaba su lugar como la promesa de la “perfección” y el progreso de la humanidad. Nada tan certero como el presente.
Así, en medio de un hecho histórico sin precedentes, comenzamos los ensayos en medios digitales, fortalecidos por horas de reflexión alimentadas de lo que ese año percibimos: una pulsión de climas violentos, cambios estructurales, necesidad de justicia, marchas sociales y un vaivén de preguntas sobre nuestra propia humanidad.
La escritura llegó a una etapa final mas no así nuestro contexto en contingencia, es por ello que comenzamos ensayos virtuales que tiempo después permitirían reencontrarnos en lo presencial, trayendo algunas vivencias personales de los días de ensayo en casa tras la pantalla.
Así se fueron configurando los encuentros, los ensayos a distancia, los presenciales, en un acto de resistencia y fuerza que parecía una realidad paralela a las propias historias que estábamos contando, donde dos voces femeninas en armonía con un músico sobre la escena, se multiplican para hablarnos de la relación humano-animal, no sólo como recurso dramático para contar la historia, sino también para empoderar las voces de aquellos que cuestionan todo a su alrededor.
Convivio y tecnovivio alternándose en el proceso sin precedentes, para hablar de un pasado y un futuro que conviven en el presente del acontecimiento teatral para explorar, en esa relación humano-animal, las ideas del amor, el instinto, la violencia, la perfección y la muerte, ensayando posibles respuestas que nos den luz sobre si realmente somos tan distintos a otros animales, aunque a veces, cuando los perros sonríen, pareciera que no.
Tijuana Hace Teatro presenta ‘A veces los perros sonríen’ en el Teatro La Tablas de Tijuana. Consigue tus boletos en https://boletopolis.com/es/evento/21572
Fuente: Tijuana Hace Teatro